División de Negocios, Hospitalidad y Ciencias Sociales / Coordinación de Administración / Mtro. Miguel Ángel Flores Vazquez
Hoy estamos viviendo en una nueva era digital, la cual ofrece un espacio virtual conocido como Internet. Y aunque son muchos sus beneficios, también tiene algunas desventajas como lo es la brecha digital, en donde encontramos tanto usuarios expertos como a aquellos con complicaciones para acceder a ese conocimiento.
Los nativos digitales, como lo describe Marc Prensky en su artículo de 2001 publicado en la revista “On the Horizon”, son generaciones que ya nacieron con acceso a internet y con algún dispositivo digital como lo es el Smartphone, Tableta, etc. Sin embargo, existe otra parte de la población, según María Cristina Rosas, llamados: “analfabetas digitales, que son individuos que desarrollan sus actividades personales, educativas y profesionales sin vincularse con tecnologías o medios digitales” (María Cristina Rosas, 2012).
A pesar de la evidente importancia de las nuevas tecnologías, las empresas aún se preguntaban, hace algunos días, si realmente el acceso a internet para sus empleados y el uso de dispositivos tecnológicos cumplirían alguna función en el área laboral, o eran un simple distractor para sus colaboradores, el cual les impedía desarrollar correctamente su trabajo. Tal preocupación es tan grande, que incluso existen empresas que prohíben el uso de internet a sus empleados, sin embargo, con la contingencia sanitaria que hoy vivimos, el panorama ha cambiado para muchas de esas empresas.
La necesidad de guardar una sana distancia, entre los empleados por cuestiones de la contingencia sanitaria en México durante estos meses del 2020, ha marcado la pauta para que el internet, la tecnología y sus dispositivos, incursionen el área laboral. El home office o trabajo desde casa se ha convertido en una realidad para las empresas y universidades, las cuales deben seguir trabajando para no detener su productividad y por lo tanto la economía mundial; es ahí donde la tecnología ha encontrado su lugar.
Según Augusto Torres: “El home office es, en síntesis, trabajar desde casa, aunque también se puede hacer desde cualquier otro lugar como una biblioteca, una cafetería, un parque, etc. Pero el simple hecho de trabajar desde casa implica todo un cambio respecto a los modelos de trabajo tradicionales.
Según estudios realizados por instituciones como la Organización Internacional del Trabajo y la Universidad de Stanford, el home office aumenta la productividad de los empleados pues se centra en su producción y no en el tiempo que se está en una oficina. Además, incrementa la calidad de vida y esto siempre es un aliciente para el empleado” (Augusto Torres, 2018)
Sin embargo, la rapidez e inmediatez con la que la contingencia sanitaria exigió mudar a un nuevo esquema de trabajo, llevó a que las empresas no estuvieran preparadas para una correcta capacitación de los empleados, el establecimiento de políticas de trabajo que consideraran este entorno digital, siendo así, las organizaciones improvisaron todo para llevar el trabajo adelante.
Hoy es una realidad que las empresas deben estar preparadas para el home office o trabajo desde casa, estableciendo lineamientos, políticas y contratos, que permitan no solo alcanzar los objetivos institucionales, sino el desarrollo de habilidades tecnológicas y digitales de sus empleados, incluyendo a las personas con mayor rezago en esta área, llamados analfabetas digitales. El home office llegó para quedarse por un largo tiempo en esta era digital y futuras contingencias sanitarias que puedan existir.
Fuentes:
Augusto Torres. (07 de 05 de 2018). https://www.ccpm.org.mx. Obtenido de https://www.ccpm.org.mx/avisos/2018-2020/home-office.pdf
Marc Prensky. (11 de 09 de 2001). http://www.marcprensky.com/. Obtenido de http://www.marcprensky.com/writing/Prensky%20- %20Digital%20Natives,%20Digital%20Immigrants%20-%20Part1.pdf
María Cristina Rosas. (13 de 08 de 2012). https://www.alainet.org. Obtenido de https://www.alainet.org/es/active/57191
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